Estaba durmiendo, suena el teléfono, nunca lo cojo pero, esta vez parecía que algo me incitaba a contestar la llamada. Cojo el teléfono y estaba hablando mi mamá con mi abuela: "Se ha muerto el tío Primitivo". ¿¿¿¿Cómo????
Mi voz no aguantó a un lado y se entrometió de repente en la conversación que guardaban mis dos mamás, ¿cúando?, ¿Cómo?... "Todavía no se mucho, solo sé que está en el tanatorio".
Me puse cuatro trapos de los que tenía más a mano y salí corriendo hacia el lugar en el que nadie quiere estar nunca. Cuando llegué el dolor inundó mi pecho, ver a una familia adolorida, el dolor y la angustia de una hija que, solamente acompañada de un cepillo y una fregona se encontró esta mañana a su padre muerto en sus brazos. Y piensas, ¿Que puedo hacer?, la impotencia te inunda, se muere el padre de mi segunda madre y yo, ¿Yo que hago?. "¿Te hace falta algo?", "No hijo mio, ahora mismo no tengo hambre, solamente me encuentro un poco mareada". Corremos hacia casa a por el tensiómetro, el aparato para calcular el azucar y algún que otro dulce por si acaso el mareo era consecuencia de una hipoglucemia. Permanezco en el tanatorio toda la mañana sin saber que hacer, solo brindando mi humilde apoyo hacia las personas que aprecio. Ya llega el medio día, a casa a preparar para que la gente coma y no tenga que abandonar al difunto e ir a sus casas a preparar la comida. Ahora ya es por la tarde y pronto iré de nuevo a acompañar a mi familia, creo que a las 6 es el rosario y no quiero faltar asique me voy pronto.
UN beso bloggers y gracias por als firmas de ayer, mi blog es vuestro blog.
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